Śrī Caitanya y Sus seguidores principales establecieron un proceso creíble y verificable para obtener felicidad absoluta. Dicen que por la misericordia de Dios o Su devoto uno primero obtiene fe transcendental (śraddhā), lo que lo lleva a una persona santa que ya tiene este amor. Al haberla aceptado como su autoridad (sādhu-saṅga) recibe la semilla del amor divino y empieza a llevar a cabo sus instrucciones en forma del servicio devocional, cantar el mantra, adorar a la deidad etc. (bhajana-kriyā).
Debido a los malos hábitos del pasado puede que vacile algún tiempo en su determinación, pero si sigue en el proceso se limpia de sus malas cualidades (anartha-nivṛtti) lo que le permite estabilizarse en sus prácticas devocionales (niṣṭhā) y obtener el verdadero gusto por ellas (ruci). Cuando el gusto madura con el tiempo, se transforma en un apego intenso (āsakti) donde uno ya está preparado para la manifestación del amor transcendental (bhāva) el cual madura en premā/prīti (amor a Dios maduro).
A diferencia de la mayoría de los caminos espirituales donde uno tiene que dejar los objetos materiales porque se consideran obstáculos en la búsqueda de la felicidad, Śrī Caitanya explicó que hay que ver el mundo como creación de nuestro amado Señor y en consecuencia usarlo todo en Su servicio. Todo canto, baile, poesía etc. tiene su lugar en nuestras prácticas devocionales si los conectamos con Kṛṣṇa. Lo mismo se puede decir acerca de las actividades cotidianas, como trabajar, cocinar, o ir de compras. De hecho, si estamos entregados a Dios toda nuestra vida es una gran práctica devocional.
Debido a esta razón este proceso es el más universal, práctico y accesible para todos. Mientras que en el pasado solo los brāhmaṇas tenían derecho a llevar a cabo sacrificios, y generalmente solo los hombres se consideraban aptos para disciplinas espirituales, Śrīman Mahāprabhu abolió estas consideraciones basadas en el cuerpo y al haber mostrado que somos almas que necesitamos una relación llena de amor por el Señor, dio igual derecho a practicar devoción a todos sin distinguir entre sexos, razas o nacionalidades.